Sentencia Penal Nº 475, Audiencia Provincial de Lugo, Rec 226 de 11 de Octubre de 2000

La prueba de autos es contundente respecto a la conducción de un vehículo automóvil por el enjuiciado del caso bajo el influjo de bebidas alcohólica, para lo que ni siquiera tiene un valor determinante la prueba alcoholimétrica (pues no es negativa o de mínima expresión alcohólica detectada) ya que la misma es, en definitiva, una probanza más, y no cabe duda alguna del habla pastosa, expresiones incoherentes (y parloteo según el testigo conductor del vehículo opuesto renunciante el dueño a toda indemnización civil) y no sólo deambulación vacilante, sino incluso "equilibrio inestable", constatado por la fuerza instructora del atestado en conexión con la propia admisión de la ingestión de alcohol, por el acusado, diciendo éste también que no tomaba medicamentos y no habiendo probado como pretende, que tal ingestión se hubiese producido después del suceso en el Bar C (del que no trajo testimonio alguno a autos) máxime cuando consta en el juicio fue advertido de que no bebiese que se le iban a practicar las pruebas de alcoholemia, además de que el propio conductor contrario expresó que "el otro" presentaba "síntomas externos evidentes de hallarse bajo la influencia de bebidas alcohólicas, lo cual se veía a simple vista y además lo decía toda la gente". Por todo ello no cabe sino estimar al encausado autor del referido delito contra la seguridad del tráfico, si bien la pena de privación del derecho de conducir ha de limitarse a los vehículos de motor, como el que conducía en vista de los términos legales y estimándose más adecuada la pena de multa de tres meses con una cuota diaria de 700 ptas. lo que procede conforme al art. 379 en relación con el art. 50 del C.P., con la responsabilidad personal subsidiaria que fija el art. 53. Se estima en parte el recurso.