La venta en internet de libros electrónicos de segunda mano está sujeta a la autorización del autor

La STSJUE de 19 de diciembre de 2019 (asunto C-263/18) parte de una demanda presentada por dos asociaciones para la defensa de los intereses comunes de los editores neerlandeses contra la sociedad Tom Kabinet, por poner libros electrónicos a disposición de los miembros de un "club de lectura" creado por ésta en su sitio de internet. Las asociaciones consideran que este procedimiento precisa autorización del autor.

Tom Kabinet se apoya en la Directiva 2001/29/CE, de 22 de mayo, que ampara el derecho de distribución sujeto a la regla del agotamiento. Esto implica que, cuando el libro electrónico haya sido vendido en la Unión por el titular del derecho de autor o con su consentimiento, éste ya no tiene el derecho exclusivo de autorizar o prohibir su distribución al público. 

El Tribunal de Justicia considera que la descarga de un libro electrónico para su uso permanente no pertenece al ámbito del derecho de "distribución al público" contemplado en el artículo 4, apartado 1 de la Directiva, sino que se trata de un derecho de "comunicación al público", recogido en el artículo tercero de la Directiva. Por lo tanto, se encuentra excluido de la regla del agotamiento.

La sentencia del Tribunal viene respaldada por el Tratado de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) en el que se basa la Directiva. En él se limita la regla del agotamiento a la distribución de objetos tangibles, como libros con un soporte físico. La aplicación del esta regla a los libros electrónicos podría afectar al interés de los titulares de los derechos de autor en obtener una retribución. Los libros físicos se deterioran con el uso, pero no ocurre así con los libros electrónicos. Las copias digitales intangibles de los libros electrónicos no se deterioran y pueden sustituir perfectamente a las copias nuevas en el mercado de segunda mano. 

Según el Tribunal, el concepto de "comunicación al público" bajo el cual se distribuye el libro electrónico se aplica a cualquier tipo de transmisión o retransmisión de una obra, bien sea mediante cables o inalámbrica, a un público no presente en el lugar de origen de la comunicación. A su vez, la obra se oferta en un lugar de acceso público. Cualquier persona que se registrara en el sitio de internet del club de lectura podía acceder a la obra sin necesidad de extraer el libro electrónico del sitio de internet. 

El Tribunal de Justicia tiene en cuenta también el número de personas que pueden tener acceso a la obra, no solo de manera simultánea, sino también sucesiva. De ahí la consideración de que la obra se comunica a un público que no había sido tomado en consideración por los titulares de los derechos de autor en un principio, cuando concedieron la autorización inicial. 

La puesta a disposición de un libro electrónico va acompañada generalmente de una licencia de uso que solo autoriza su lectura al usuario que ha descargado ese libro, desde su propio equipo y no a un público general e indeterminado. De ahí que entienda que Tom Kabinet ha distribuido la obra a un público nuevo que no se haya incluido en la cesión de derechos efectuada por los titulares. 

Fuente: Comunicado de prensa nº 159/19

del Tribunal de Justicia de la Unión Europea