La actividad habitual de la empresa

La actividad principal de la empresa consiste en el desarrollo de aquellas operaciones que constituyen su objeto social. Es la que hemos denominado actividad ordinaria, actividad habitual de la empresa o actividad empresarial; también se denomina actividad de tráfico o típica. Es realizada por la empresa regularmente y se trata de aquella por la que obtiene ingresos de carácter periódico, resaltando como notas definitorias su regularidad, su periodicidad y su íntima vinculación con la circulación de bienes y servicios que son objeto del tráfico de la empresa. Es decir, es aquella que realiza la empresa con regularidad en el ejercicio de su tráfico habitual o típico. 

La empresa puede también realizar, de modo ocasional, otras operaciones no relacionadas directamente con su objeto social, como puede ser la venta de elementos inmovilizados, materiales o inmateriales, o la enajenación de títulos de su cartera de control. Son las que se denominan actividades excepcionales.  

También tienen la consideración de excepcionales o irregulares los ingresos y gastos y los beneficios y pérdidas de ejercicios anteriores y los derivados de cambios en los métodos contables. 

Entre unas y otras, existen operaciones que, sin estar directamente relacionadas con el tráfico de la empresa, guardan una cierta regularidad con él. Son las actividades accesorias a la explotación. Los ingresos generados por la realización de este tipo de operaciones se integran en la determinación del resultado de explotación. 

Por ejemplo, la venta de un local tiene la consideración de actividad principal para una empresa inmobiliaria, mientras que es una operación excepcional para una empresa comercial. 

En cualquier caso, la determinación de la actividad típica de la empresa y, en consecuencia, su diferenciación respecto a las actividades accesorias y excepcionales, no puede hacerse con carácter general para todas las empresas, sino que viene dada por el sector económico en el que cada una esté integrada.